sábado, 31 de diciembre de 2011

ROMANCERO GITANO I (del 1 al 5) de Federico García Lorca

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ROMANCERO GITANO





Romance de la luna, luna
A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

...oooOOOooo...

Preciosa y el aire.
A Dámaso Alonso

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene,
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.

El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.

En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.

Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.

San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.

Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.

Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.

Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.


Federico García Lorca

...oooOOOooo...

domingo, 18 de diciembre de 2011

MARINERO EN TIERRA de Rafael Alberti

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LECTURA de ROSA IGLESIAS




MARINERO EN TIERRA




1

El mar. La mar.
El mar. !Solo la mar!

?Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

?Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ?por qué me trajiste
acá?




2

Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:

"!Ay mi blusa marinera!
Siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera".




3

Salinero


...Y ya estarán los esteros
rezumando azul de mar.
!Dejadme ser, salineros,
granito del salinar!

!Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas,
llenas de nieve salada,
hacia las blancas casetas!

Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero.




4



Llamada


Zumbó el lamento del mar
cuando me habló por teléfono.

Yo, en la llanura. !Qué lejos
la novia del litoral!

Saltó del Norte a Levante.
Dejó un mar por otro mar.

!El mar de las Baleares!


5

Branquias quisiera tener,
porque me quiero casar.
Mi novia vive en el mar
y nunca la puedo ver.

Madruguera, plantadora,
allá en los valles salinos.
!Novia mía, labradora
de los huertos submarinos!

!Yo nunca te podré ver
jardinera en tus jardines
albos del amanecer!




6

Nana


Mar, aunque soy hijo tuyo,
quiero decirte: "!Hija mía!
Y llamarte, al arrullarte:
Marecita



-madrecita-,
!marecita de mi sangre!"




7



Con él (1924)


Zarparé, al alba, del Puerto,
hacia Palos de Moguer,
sobre una barca sin remos.

De noche, solo, !a la mar,
y con el viento y contigo!
Con tu barba negra tú,
yo barbilampiño.




8



Pregón submarino

!Tan bien como yo estaría
en una huerta del mar,
contigo, hortelana mía!

En un carrito tirado
por un salmón, !qué alegría
vender bajo el mar salado,
amor, tu mercadería!

--!Algas frescas de la mar,
algas, algas!




9



Chinita

!Contigo, Rafael Arcángel,
patrón de los caminantes!
Chinita blanca del río,
se me ha perdido mi amante.

Rodando, rodando, al mar.
!Contigo, Rafael Arcángel!
!Que la mar nunca te trague,
chinita de mi cantar!

Yo no paro de llorar:
se me ha perdido mi amante
!Chinita, Rafael Arcángel!




10

Cruz de viento


Nevada, clara de nieve,
flor de los témpanos, tú,
sobre una corza marina.

Norte. Sur.

Dorada, clara de oro,
flora de los fuegos, tú,
sobre un cocodrilo verde.

Este. Oeste.




11

!Sal desnuda y negra, sal,
que paso por el canal!

A la salida del golfo,
boga, negrita, la isla,
blanca y azul, de la sal.

!Sal, negrita boreal,
sal desnuda y negra, sal,
que salgo yo del canal!




12

A Tagore


!Dejadme pintar de azul
el mar de todos los atlas!
Mientras, salúdame tú,
cantando al alba del agua,
pájaro en una palmera
que mire al mar de Bengala.




13

!A los islotes del cielo!


Prepara la barca, niña.
Yo seré tu batelero.

?Marzo?
?Abril?
?El mes de mayo?
!Más verde es la mar de enero!

Prepara tu barca, niña.
Ya canta tu batelero.




14



El mar muerto


I
Mañanita fría.
!Se habrá muerto el mar!

La nave que yo tenía
ya no podrá navegar.

--Mañanita fría,
?lo amortajarán?

--Los pueblos de tu ribera
-naranjas del mediodía-,
entre laureles y olivas.

--Mañanita fría,
?quién lo enterrará?

--Marinero, tres estrellas
muy dulces: las Tres Marías.



II

No sabe que ha muerto el mar
la esquila de los tranvías
-tirintín- de la ciudad.

No lo sabe nadie, nadie.
!Mejor, si nadie lo sabe!

Ni tú, verde cochecillo,
que hacia la verdulería
llevas tu tintinear.

No lo sabe nadie, nadie.
!Mejor, si nadie lo sabe!

Ni tú, joven vaquerillo,
que llevas tus dos vaquitas
tan de mañana a ordeñar.

No lo sabe nadie, nadie.
!Mejor, si nadie lo sabe!




15

!Qué altos
los balcones de mi casa!
Pero no se ve la mar.
!Qué bajos!

Sube, sube, balcón mío,
trepa el aire, sin parar:
sé terraza de la mar,
sé torreón de navío.

--?De quién será la bandera
de esa torre de vigía?
--!Marineros, es la mía!




Rafael Alberti